El consumo de energía en nuestro país genera más de la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero. Es necesario trabajar en este sector para alcanzar las metas de reducción de emisiones planteadas por Argentina para el año 2030 y de descarbonización para el 2050. La experiencia en otros países indica que se podría reducir la utilización de energía hasta un 50%; para ello se requieren políticas más sólidas que estimulen el uso de fuentes limpias, así como favorecer mejores pautas de consumo.

A medida que se incrementa la población, también crece la producción, y surgen nuevas necesidades que impactan en la degradación de recursos naturales y los límites del planeta. En el caso de Argentina, el sector agroganadero tiene un peso relevante en el aumento de emisiones y los efectos del cambio climático. Para revertir esto, se requiere un trabajo conjunto para la obtención de políticas claras e integrales en el sector, como también el compromiso de los actores involucrados para un cambio hacia una real sustentabilidad que provea beneficios ambientales, sociales y económicos a todos los sectores involucrados en los territorios.

La deforestación es responsable por un 20% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y una parte importante de nuestras pérdidas de ecosistemas y especies. Si no bajan las emisiones por deforestación se reduce drásticamente la probabilidad de tener éxito en prevenir los efectos peligrosos del cambio climático. Gobiernos, el sector privado y una gran cantidad de tomadores de decisiones deben tener conciencia para frenar estas emisiones y las que provienen la de la conversión de otros ecosistemas como pastizales y humedales.