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Pastizales y Sabanas

Conservar y producir de manera responsable, en conjunto con los actores locales, es vital para proteger la biodiversidad y preservar los servicios ecosistémicos de los pastizales y sabanas de Argentina.

© Venado de las Pampas - Foto: Mario Beade
¿Por qué son importantes?

Son reconocidos a nivel global como una prioridad de conservación por representar ecosistemas de los más transformados, y por ende más escasos en el mundo, y por poseer una gran diversidad biológica. Son fuente de numerosos servicios ecosistémicos entre los que se destacan la producción de alimentos, la regulación de los recursos hídricos y la provisión de hábitat para una biodiversidad especifica de los pastizales y sabanas -gran parte de ella amenazada de extinción-.

© Fernando Miñarro
¿Por qué debemos cuidarlos?

Los cambios en el uso del suelo, principalmente para actividades agropecuarias y urbanas no sustentables, han reducido y alterado significativamente los ambientes de pastizales y sabanas de la Argentina, poniendo en riesgo su biodiversidad y afectando los servicios ambientales que brindan a las poblaciones locales. Se estima que entre 2000 y 2019 se perdieron más de 3 millones de hectáreas de pastizales naturales en nuestro país y, a nivel mundial, la mitad de los pastizales y sabanas más importantes ya se han transformado.

© Pablo Preliasco
¿Qué hacemos para conseguirlo?

- Trabajamos por la conservación de los pastizales y sabanas naturales para preservar tanto las especies nativas y los servicios ambientales que proporcionan a la sociedad, como también los valores culturales asociados a estos paisajes. 

- Promovemos la creación y mejora de la gestión de las áreas naturales protegidas (públicas y privadas) para conservar tanto las especies nativas y los servicios ecosistémicos, como también los valores culturales asociados a estos paisajes. 

- Trabajamos en conjunto y en colaboración con gobiernos, universidades, comunidades locales y propietarios de campos para incentivar experiencias de producción ganadera responsables con el ambiente. (Kit de extensión para Pampas y Campos)

- Promovemos el ordenamiento ambiental de las actividades productivas en estos paisajes. 
Fomentamos la implementación de buenas prácticas ganaderas, que sean compatibles con la conservación de la vida silvestre y los servicios ambientales. 

- Concientizamos sobre la importancia de conservar los pastizales y sabanas.

¿DÓNDE LO HACEMOS?
© Mario Beade
Campos y Malezales

Los Campos y Malezales o Sabana Mesopotámica cubren una llanura ondulada con diferentes tipos de pastizales. La vegetación está formada en el norte por pasturas y pastizales, compuestos por diversas comunidades de hierbas con especies típicas de las ecorregiones del Gran Chaco y del Bosque Atlántico. Poco más del 20% de los Campos y Malezales ya fueron convertidos, mientras que tan sólo el 1% se encuentra protegido.

Chaco Húmedo

Ocupa el centro-noreste de Argentina y el centro del Paraguay. Forma parte del Gran Chaco y se caracteriza por su gran cantidad de cursos fluviales y humedales, albergando una particular flora y fauna, destacándose la cantidad de especies de reptiles, aves y mamíferos, muy distinta a las regiones más secas del Gran Chaco. Esta ecorregión sufrió la conversión del 15% de su superficie, y del territorio remanente alrededor del 1% se encuentra bajo alguna categoría de protección.

© Yawar Films
Espinal

Caracterizado por pastizales y bosques y denominado como la “pampa boscosa”, alberga muchas especies pampeanas que ahora son afectadas por la caza y la transformación del hábitat. Gran parte del Espinal está ubicado en terrenos con un alto nivel de desarrollo agrícola y urbanístico, lo que llevó a que cerca del 50% fuera convertido. Sólo un 1,6% de su superficie se encuentra protegida.

Pampas

Las Pampas cubren alrededor del 60% del área de pastizales de Argentina, con una notable biodiversidad que incluye alrededor de un centenar de mamíferos terrestres, como el icónico venado de las pampas. Alrededor del 80% de los pastizales pampeanos ya han sido transformados para actividades agrícolas y ganaderas, y del territorio restante sólo el 2,6% se encuentra bajo áreas protegidas.

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© Mario Beade